La gente solía decirme cosas hermosas que alimentaban mi ego: eres muy amable chico, es usted muy atento, que bueno que aún hay hombres que saben escuchar a las personas, eres muy inteligente muchacho, llegarás muy lejos hijo, sigue así.
Estos días escucho cosas como:
Cuando comprendas que lo que estás contando no es más que una historia. Que ya no está pasando. Cuando comprendas que la historia que estás contando no son más que un puñado de palabras, cuando puedas arrugarla y tirar tu pasado a la papelera, entonces decidiremos quién vas a ser a partir de ahora.
Por cierto, esas nuevas palabras siguen alimentando mi ego.
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